A veces ocurre, que pasamos por un mal momento, un momento en el que no nos damos cuenta pero un cambio tiene lugar...y es entonces cuando depende de uno mismo dar un paso más y aprender o quejarse eternamente. Ser resiliente ante la adversidad, aprender de cada error, de aquellos que te rodean y querer ser más por aquellos que menos tienen.
Depende de muchos factores y en momentos como este de la actitud con la que uno lo enfrente, seamos grandes o pequeños, la vida siempre nos pone en algún aprieto para que sepamos aprovechar las oportunidades que a veces en forma de enfermedad incluso ocurre.
Y algunos dirán...¿Qué fácil no? cuando se esta fuera todo se ve mejor...pero puedo asegurar que no lo digo por decir, que así tras una enfermedad uno se da cuenta qué es lo que realmente importa en la vida, uno aprende a valorar a los que tiene a su alrededor, a apreciar los pequeños momentos, a no darle tanta importancia a las cosas materiales y a vivir como si no supiese cuando es su último día en la tierra.
Sin duda...yo desde ese día no dejo de pensarlo, no dejo de saber que mi camino está ahí, ayudando a niños que, como yo en su momento, están pasando o han pasado por enfermedades. Sólo quiero aportar mi granito de arena, hacer sentir a cada niño el más especial del mundo,ayudar a las familias a entender lo que sucede y a afrontarlo, repartir sonrisas y sin duda hacer de su estancia en el hospital lo menos agresiva posible.
Sin duda se que no voy a desistir hasta que lo consiga, no hay nada más fuerte que las ganas que uno le pone a las cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario